Preocupados vemos un nuevo embate del Gobierno y las transnacionales mineras sobre los territorios. Con el eufemismo “Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad (Memac)”, el Ministerio de Desarrollo Productivo, junto a la Cámara de Empresarios Mineros (que reúne a las grandes transnacionales del sector), lanzaron una nueva iniciativa de lobby minero. Nos preocupa aunque no nos sorprende, ya que han intentado exactamente lo mismo en varias oportunidades desde que se instaló la gran minería en nuestro país en la década de los 90.

El único y exclusivo objetivo de esta mesa es romper las resistencias territoriales y avanzar en las siete provincias de Argentina que limitan el uso de sustancias tóxicas y peligrosas en la actividad minera y que fueron obtenidas a través de verdaderos procesos participativos, democráticos, informados y populares. Porque sobre este punto es importante destacar que la historia del movimiento socioambiental en Argentina está plagada de participaciones populares en instancias institucionales y gubernamentales.

No rechazamos los diálogos y debates; por el contrario, los propiciamos y los protagonizamos. Dos décadas de historia así lo demuestran: hemos iniciado el procedimiento constitucional de iniciativa popular en la provincia de Chubut en dos oportunidades, un plebiscito en Esquel (Chubut, 2003) y otro en Loncopué (Neuquén, 2012), los dos únicos que desde el poder se permitieron. Hemos participado en infinidades de audiencias públicas gubernamentales en la provincia de Mendoza y en todo el país, en el debate parlamentario de la Ley Nacional de Glaciares (que violan la gran mayoría de las empresas); hemos participado ampliamente en cada una de las leyes que prohíben en siete provincias el uso de sustancias tóxicas en la actividad.

Hemos participado en la creación de ordenanzas municipales en Catamarca, en la publicación de libros de investigación y de divulgación sobre los mitos de la actividad minera, en foros públicos en las Universidades Nacionales de San Juan, Córdoba, Buenos Aires, Mendoza, entre muchas otras actividades participativas más.

En suma, hemos participado en debates de todo tipo, en las calles, en las escuelas, en las universidades, en los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales. Nos informamos científicamente y también porque conocemos nuestros ríos, nuestra tierra y porque sufrimos en nuestros cuerpos y nuestra vida esta actividad.

Lo que rechazamos son las falsas mesas de “diálogo” que tienen un objetivo prefijado (“destrabar la actividad”, es decir, avanzar con la megaminería) subestimando los saberes territoriales y populares. Pretenden invisibilizar más de 20 años de resistencia en los territorios. “No entendieron”, “faltó conocimiento”, “información falsa”. Sí entendimos y sí tenemos mucha información y conocimiento real, concreto y situado.

Diálogo unilateral, falso, sin horizontalidad, sin interlocutores válidos, que parte de premisas falaces tales como que el problema es “la ignorancia de las comunidades”. Porque cuando el único territorio de las organizaciones que participaron hoy como legitimadoras del encuentro son los medios de comunicación y las redes sociales, se pierde la visión de los territorios. Así pretenden bastardear 20 años de resistencias territoriales contra la megaminería en Argentina. ¿Qué conflictos quieren “destrabar” si la participación es con organizaciones que no tienen contacto con los territorios afectados, que no nos representan, y no cuentan con nuestra legitimidad?

Pretenden desconocer que hay provincias enteras que han tenido un verdadero y respetuoso debate social y que han rechazado democráticamente esta figura extrema del extractivismo. El debate ya se ha dado.

En suma, repudiamos el falso diálogo con organizaciones que se definen como “ambientalistas” mientras legitiman una actividad que destruye, contamina y saquea los territorios.

No es por falta de información o de información errónea que rechazamos a la gran minería; lo hacemos porque se ha impuesto en nuestro país sin licencia social, con gran conflictividad, con destrucción ambiental, con saqueo económico, con corrupción política, con persecuciones judiciales (ayer mismo llegaron citaciones judiciales a vecinos y vecinas de Andalgalá en Catamarca). Y es por eso que, con los ecos cercanos del “Mendozazo” y el “Chubutazo” seguiremos defendiendo nuestros territorios, nuestra agua, nuestra vida.