Y se los compartimos porque nuestro compañero la rompió toda. Porque con datos precisos y sin perder la calma ante las chicanas y la desinformación de Antonio Aracre (Director de Syngenta, con quien compartió panel), respondió a cada uno de los interrogantes, con información y conocimiento.
Con datos duros, en el doble sentido. Duros porque son concretos, objetivos. Y duros porque son un golpe bajo para quienes seguimos luchando por cambiar esta realidad que nos toca vivir. Porque como se preguntó Marcos: “¿Cuál es el éxito de un modelo (el agronegocio) que después de 25 años de implementación desembocó en un 50 por ciento de pobreza, en el 70 por ciento de niños y niñas viviendo en hogares pobres?”.
"Porque el agronegocio “es un modelo genocida por goteo, porque está sometiendo a nuestro pueblos rurales fumigados, donde viven de 12 a 14 millones de personas, a condiciones de vida que los están enfermando y que los están matando".
Sabemos que otro modelo es posible: LA AGROECOLOGÍA. Tal como lo contó Delina Puma, Secretaria General de Producción de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), también parte del panel de invitados. Y lo dice desde su propia experiencia en el campo que produce alimentos: “Hoy en día el modelo de producción con agroquímicos te hace dependiente. Yo como productora lo puedo decir. Lo que hemos encontrado con la agroecología es reemplazar un veneno con un remedio, por cosas que son naturales y que hacen efecto. Porque hace 4 años que nosotros cambiamos el modelo y estamos produciendo de otra manera”.
Estos debates los consideramos imprescindibles porque, tal como sostuvo Marcos, “somos el país que tiene el triste privilegio de ser el que más agrotóxico por persona por año usa en el mundo. Estamos usando más de 600 millones de litros de agrotóxicos”, que nos enferma y nos mata.
Porque se quieren adueñar hasta de la vida: “Hoy 4 corporaciones a nivel global, una de ellas Syngenta, concentran el 75% del mercado mundial de semillas, y justamente están diseñadas para no poder reproducirse”.
Pero no todo es desesperanza y oscuridad. La SOBERANÍA ALIMENTARIA es nuestro horizonte. Acá seguimos caminando.